El cuerpo de un joven futbolista africano del equipo local aparece en el río Semois, a un paso de la localidad belga de Heiderfeld. En la investigación que lleva a cabo Sebastian Drummer, un joven inspector idealista e inexperto, todos los indicios apuntan al suicidio.
Sin embargo, el inspector Yoann Peeters, un hombre traumatizado por la muerte de su esposa y recién llegado al pueblo de su infancia desde Bruselas, sospecha que se trata de un asesinato. Se iniciará entonces una investigación para dar con el asesino, en un proceso que será una auténtica caja de sorpresas para una ciudad aparentemente tranquila.